Había una vez un comerciante que vivía con su hija en el campo. La muchacha se llamaba Bella.
En uno de sus viajes, el padre de Bella cruzaba el bosque, cuando de repente su caballo se mostró inquieto y salió al galope. Cuando el pobre hombre consiguió calmarlo, se dio cuenta de que se había perdido.
Siguieron cabalgando hasta que se hizo de noche y llegaron a un misterioso castillo que parecía abandonado. Allí pasaron la noche.
Antes de partir, cortó una rosa. Apareció un ser monstruoso.-Por entrar aquí y robar mis rosas, ¡morirás! – Déjame despedirme de mi hija.
La bestia le dejó partir. Al llegar a casa se lo contó todo a su hija, que quiso acompañarlo.
De vuelta a castillo, cenaron con la bestia, y Bella le propuso un trato: - Deja marchar a mi padre; yo me quedaré en su lugar.
La bestia aceptó. Al principio la muchacha tenía miedo, pero la bestia la trataba bien y nada le faltaba.
La bestia, que se había enamorado de Bella, le pidió que se casara con él. Bella no aceptó, pero le propuso que fueran amigos. Bella pidió permiso a la bestia para ir a ver a su padre, prometiendo volver pronto.
La bestia la dejó marchar.
Bella estuvo varios días cuidando a su padre. Había enfermado de tristeza creyendo que ya nunca la vería.
A su vuelta al palacio encontró a la bestia medio muerto de pena por su ausencia.
Entonces Bella supo cuánto lo quería y comprendió que, a pesar de su feo aspecto, tenía un gran corazón.
-No te mueras, me casaré contigo – lloraba mientras le abrazaba. Creyéndole muerto, le besó tiernamente…
… Y el horrible monstruo se transformó en un apuesto príncipe. Una bruja le había encantado hasta que alguien le amara.
Por suerte, bella sabía que la verdadera belleza está en el corazón.
En uno de sus viajes, el padre de Bella cruzaba el bosque, cuando de repente su caballo se mostró inquieto y salió al galope. Cuando el pobre hombre consiguió calmarlo, se dio cuenta de que se había perdido.
Siguieron cabalgando hasta que se hizo de noche y llegaron a un misterioso castillo que parecía abandonado. Allí pasaron la noche.
Antes de partir, cortó una rosa. Apareció un ser monstruoso.-Por entrar aquí y robar mis rosas, ¡morirás! – Déjame despedirme de mi hija.
La bestia le dejó partir. Al llegar a casa se lo contó todo a su hija, que quiso acompañarlo.
De vuelta a castillo, cenaron con la bestia, y Bella le propuso un trato: - Deja marchar a mi padre; yo me quedaré en su lugar.
La bestia aceptó. Al principio la muchacha tenía miedo, pero la bestia la trataba bien y nada le faltaba.
La bestia, que se había enamorado de Bella, le pidió que se casara con él. Bella no aceptó, pero le propuso que fueran amigos. Bella pidió permiso a la bestia para ir a ver a su padre, prometiendo volver pronto.
La bestia la dejó marchar.
Bella estuvo varios días cuidando a su padre. Había enfermado de tristeza creyendo que ya nunca la vería.
A su vuelta al palacio encontró a la bestia medio muerto de pena por su ausencia.
Entonces Bella supo cuánto lo quería y comprendió que, a pesar de su feo aspecto, tenía un gran corazón.
-No te mueras, me casaré contigo – lloraba mientras le abrazaba. Creyéndole muerto, le besó tiernamente…
… Y el horrible monstruo se transformó en un apuesto príncipe. Una bruja le había encantado hasta que alguien le amara.
Por suerte, bella sabía que la verdadera belleza está en el corazón.