RATÓN DE CAMPO,RATÓN DE CIUDAD: CUENTOS DE SIEMPRE PARA NIÑOS


El ratón de campo invitó a comer a su pariente, el ratón de ciudad. Su madriguera estaba en el tronco de una encina y, nada más llegar, una bellota cayó en la cabeza del invitado.
Para comer había una sopa de hiervas que al ratón de campo le parecía exquisita. El ratón de ciudad, acostumbrado a manjares más finos, sudaba al comerla.
-¡Fuera sopa! – Dijo al fin el invitado-. Esto no es comida de ratones. Ven a mi casa de la ciudad y verás lo que es bueno.
El ratón de campo no tenía ganas de ir, pero su pariente le puso la gorra y le arrastró hacia la bulliciosa ciudad.
Una vez allí, estuvieron a punto de ser aplastados, pero el ratón de ciudad no parecía ver ningún peligro.-Probarás el jamón que hay en la bodega - iba diciendo.
Efectivamente, la bodega rebosaba de cosas ricas y del techo colgaba un oloroso jamón pero, para poder comerlo, primero había que roer la cuerda y hacer que cayera.
El ratón de ciudad subió ágilmente hasta la cuerda y la royó. El jamón cayó al suelo, causando un gran sobresalto el primo del campo.
Pero el estruendo también lo oyó el dueño del jamón, que apareció en la bodega con su gato. El ratón de campo no esperó más y huyó disparado por un agujerillo.
Mientras corría hacia su madriguera, el ratón de campo iba pensando que mejor sabe una sopa tomada con tranquilidad que todos los manjares del mundo.
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